A veces me despisto y me escapo sin querer de las cientos de ventanitas abiertas en mi mente, del tablón de “cosas por hacer” que atormenta mi café post-cena.. Evidentemente es el momento de trabajar, de empalmar proyectos y días, de construir pequeñas aldeas ahora que tenemos parcela. Momento de aprender, de actuar como una esponja clandestina.
¿Quién iba a decirme hace un año que tendría la oportunidad una cámara en la chimenea?
¿Quién iba a decirme que tendría chimenea?